Las marcas que poseen más de una sucursal comienzan a tener inconvenientes con el control de los mismos. Comienza a ser complicado ya que el dueño, creador de la marca, no puede estar dividido en varias partes para poder controlar cómo siguen su funcionamiento. Es por ello que se requiere supervisar los puntos de ventas para conocer el estado de cada una y saber si siguen los parámetros estipulados por la marca.
Al tener personal a cargo del cuidado de la sucursal, si las mismas no tienen el compromiso adecuado y la confianza en la marca, puede suceder que no se dediquen a mantener la imagen como se debería. Esto conlleva a que se tomen acciones para contrarrestar las variables que no se estén respetando.
Es por ello que realizar auditorias es la manera más sana de supervisar cada local y tener resultados reales. El hacerlo, permite tener un reporte con porcentajes y datos que brindan la posibilidad de tomar decisiones o acciones a aplicar para mejorar cada tienda.
Muchas veces, en los casos de marcas que tienen franquicias, sucede que los franquiciados toman como algo negativo el hecho de que los quieran controlar. Pero lo que no están comprendiendo es la excelente oportunidad para saber qué están haciendo mal y mejorarlo. De esta manera el cliente final los va a seguir eligiendo como tienda y marca para consumir.
Las marcas franquiciantes deben cuidar con mucha delicadeza su branding porque es lo que genera que los clientes las elijan para consumir. Si los franquiciados NO cuidan esa imagen, la marca se verá afectada. Y si desde la casa central no se realizan los controles adecuados tampoco están sabiendo cuidar de ella. Aplicar tecnología a las supervisiones es la manera de hacerlo más fácil y rápido, logrando tener resultados al instante y pudiendo tomar decisiones rápidamente.
En definitiva, realizar auditorías es la forma más adecuada de conocer de qué manera se cuidan y respetan los lineamientos establecidos en el manual de marca para que pueda crecer correctamente a largo plazo.